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sábado, 19 de febrero de 2011

Mi persona favorita.

¿Nunca se han preguntado cómo es que puede llegar una persona completamente extraña y ajena a sus vidas y hacerlos sonreír de un momento a otro?
Es que, sinceramente no sé cómo pasó de ser un alguien a ser mi alguien. Y esa es la diferencia, y lo que cuenta.
Y sé que no lo conozco en un 100% ni física ni mental ni emocionalmente. Sé que ni siquiera lo tengo cerca de mí, para abrazarlo o besarlo, o decirle todo el cariño que llevo profanándole desde que lo conocí.
Pero yo lo siento cerca, y a ratos eso me basta.
Todo en él es como una droga, una que no he probado y que mi alma está deseosa de hacerlo. Casi siento el fuego arder en mi mente por la ansiedad.
Me impregnan las dudas:
¿Me querrá como yo a él?
¿Me pensará?
¿Le gustaré?
¿Seré otra más del montón?
¿Daría por mí lo que yo daría por él?
¿Y si encuentra a alguien mejor?
¿Y si lo harto?
¿Qué tal si no soy lo que él espera que sea?
¿Me lo dirá todo?
¿Callará sus molestias por mí?
¿Y si se aburre de mí?
¿Y si me deja de querer?
¿Pasará algo más entre nosotros?
Bueno, nunca dije que no era absurda. Y más que dudas, son miedos.  
Pero la única verdad es que con un simple “te quiero” puede callar todas esas dudas, es la única respuesta. Tiene ese don y poder sobre mí.
Porque aunque solo vea su risa por foto, me basta con verla para sonreír yo también.
Él siempre será tan amor, y yo muy odio. Lo que no importa mucho, porque por él buscaré un punto medio.
No me quiero ilusionar. Pero estoy dispuesta a arriesgar y seguir adelante, disfrutar lo que tengo que disfrutar.
Vivir, y si es a su lado sería mejor.
Quisiera decirle todo, y que él me dijera todo también.
Sin embargo, no puedo evitar que al despertar mi primer pensamiento es que 405 kilómetros duelen. Y duelen mucho.
Ya no encuentro las palabras para decirle ni para expresarle la cantidad de cariño exagerado que le tengo.
Y no sé qué es lo que me pasa. Solo sé que lo quiero (en realidad, eso es lo único que pasa).
Sé que de ilusiones no se vive, pero vivir pensando en él es lo mejor. Quiero que él sea mi presente siempre.
Yo soy como un cohete y él es como la chispa que me enciende. Y yo quiero explotar de amor en su compañía.
En la noche el viento me hace imaginar sus labios en los míos. Puedo sentir sus suspiros en mi rostro y el palpitar de sus manos aún latentes en las mías.
Sueño con sus brazos rodeándome, y nuestras piernas entrelazadas. Con su voz en susurros, porque nuestros secretos solo pueden ser de nosotros, y porque su boca cerca de mi oído me hace feliz.
Repito tanto su nombre, que lo voy a desgastar un día de éstos. Entonces lo robaré y le cambiaré la identidad, y será solo mío.
No le diré que canciones me recuerdan a él. Porque de noche (y de día) todas las canciones de amor, cursis y melosas me lo traen de vuelta a mi mente.
Quiero mantenerlo en mi vida, para que después de muchos años le pueda decir que el tiempo a su lado no lo viví en minutos o segundos. Sino que su vida fue mi reloj.
Por él me convertiría en ave, para volar a su lado.
Por él me convertiría en mar, para que fuese mi barco.
Por él dejaría de ser tan odio, para poder ser amor.
Debería saber que ya lo espero, y lo seguiré esperando.
Porque lo voy a querer siempre, en esta y otras vidas.

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