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sábado, 19 de febrero de 2011

La sombra de Auschwitz.

Me cansé de ser mina, y esperar a ser detonada.
Sin embargo no todos podemos presumir de tener un pasado simpático, gracioso y risueño, del que estamos orgullosos y del cual podemos contar historias que agraden a los demás.
Existimos también personas que somos gotas de lluvia, somos dispersas y solo pensamos en caer, y eventualmente desaparecer. Y todo esto sin destacarnos del montón.
También hay aquellas personas-barco. Ancladas eternamente a un puerto, o por su parte contraria, navegando en mares ajenos, lejanos y sin rumbo, esperando a ser encontrados o naufragar.
¿Es un problema ser lluvia y barco a la vez? No, ya lo sé.
Mi único problema es que olvidé ser yo.
Yo soy rayos y truenos. Soy tormenta. Pero la gente olvidó que las tormentas solo se pueden disfrutar observándolas a lo lejos.
Soy fuego. Y como tal, deben saber que éste no solo destruye, sino también ilumina.
Pero eso es una cosa que también olvidé.
Preferí ser laberinto. Pero olvidé como salir, y todos se pierden en el transcurso. Todo y todos.
Es preferible caminar por la sombra, aunque no haya sol.
Llevo años levantándome temprano, y por mucho que lo intente ver, mi sol ya no está.
Se fue, y no va a regresar.

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