No encontrarás aquí lo que estás buscando.

martes, 12 de julio de 2011

Estaba, pero ya no.

Hoy, como en otros días de años atrás, me siento sola.
Me siento inútilmente sola, porque sé que en realidad no lo estoy.
Pequeñas risas viajan y se dispersan por toda mi mente, por toda mi alcoba.
Sonrío y cierro los ojos. Miro en mi interior, y sonrío nuevamente para mi.
Entonces me pregunto a mi misma: ¿La compañía prevalece?
No.
Bueno, yo creo que no.
Todo aquí es de paso.
Son mensajes de estrellas, que impregnan nuestro cielo con estampidas de luciérnagas.
Y las luciérnagas siempre se van, lo único que queda es su brillo.
Vuelvo a fumar de mi cigarro.
Aprieto los ojos fuertemente, y deseo que el humo llegue hasta mi cerebro, se quede allí para siempre y me haga olvidar.
El problema es que nunca olvido.
No. Solo lo dejo pasar.
Hace muchos años conocí a un gato. Pero los felinos, al igual que las compañías, solo vienen por ratos.
Y él siempre regresa. Siempre regresa a mi. Y yo siempre regreso a él. Y a veces siento que él es mi casa, y sé que él lo ha pensado también.
Un día ese gato se fue, y no regresó. Yo no quise esperarlo, y también partí.
Hoy nos volvimos a reencontrar, pero ya no nos entendemos nada.
Ya no es mi casa, y yo ya no soy su hogar.
Solo nos queda el brillo en los ojos. Ese que alguna vez nos juntó.

jueves, 10 de marzo de 2011

Viviendo en la Antartida.

Me siento a la mitad.
Incompleta.
Desproporcionada.
Me siento incómoda.
Aturdida.
Necesito cambios.
Van tomando forma contradicciones, en menos de un segundo.
No me gusta los extremos, pero vivo en ellos. Espero lo inesperado.
Vivo en mi propia versión de constante cordura.
Soy un reloj que se ha quedado sin tiempo, sin forma y sin espacio.
Y me sostengo, me sostengo, me sostengo.

¿Cómo se pierde el brillo?

He hecho de mi lo que no sabía que podía hacer.
Y lo que podía hacer de mi no lo he hice.
Descubrí que el disfraz que tenía puesto estaba equivocado.
Me conocieron como alguien quien no era.
No lo desmentí y perdí.
Cuando quise quitarme el antifaz no pude, porque lo tenía pegado a la cara.
Entonces me dormí con el vestuario puesto.

Solo por hoy dame un momento. Denme un momento.

Ya me cansé de estar harta.
Me cansé de llorar en silencio.
Porque soy de las personas que no pueden dejar de pasar sus dedos por el filo del cuchillo.
Me cansé de detener los golpes que de todas formas siempre me iban a estremecer.
Me cansé de lanzar palabras hirientes que solo me lastimaban a mi.
Me cansé de estar cansada siempre de todo y todos.
¿Crees que no he pensado ya en salir corriendo y jamás volver?
No necesito seguir sobreviviendo. Me basta con saber que he llegado hasta aquí.
Me basta con tener lo que ya tengo.
Todo lo que alguna vez creí tener se me fue entre los dedos como el aire.
Y ya no pienso, solo actúo. Vivo en estado automático.
Ni siquiera vivo, solo mato el tiempo.
Hoy toqué fondo. Lo pude sentir perfectamente.
Ya no quiero brazos que acurruquen mi llanto, tampoco quiero palabras de soporte. No quiero nada.
Absolutamente nada.
Me estoy desmoronando.
Pero aquí no pasa nada.
Toda la espera ha sido en vano, nadie nunca vendrá por mi.
Y yo ya morí, me fui lejos, muy lejos. Nunca volví, no se supo más de mi. Nadie lo notó. No dejé pistas, nadie me encontró.
Desaparecí.

viernes, 4 de marzo de 2011

Dime lo que se supone que no sé.

Lo que le hace falta a mi vida ya no es una chispa.
Necesito un incendio, una explosión. Algo que retumbe en mis oídos, que me consuma.
De nada me sirve ser inestable si no puedo fluir como el mar.
Todo o nada.
Ahora o nunca.
La vida está constituida por errores, es tu decisión si cometerás el siguiente conmigo.
Así que puedes tomarme justo ahora de la forma en que la que soy o de lo contrario no hacerlo en lo absoluto.
No seguiré esperando, no habrá un retorno.
He perdido lo suficiente. He encontrado bastante, también.
Sé quién soy, me conozco a mi misma.
Soy un desastre por naturaleza.
¿Luzco cómo si me importara?
Necesito rayos de sol en mi luna, estrellas en mis nubes.
Porque si tengo que esperar por la noche, prefiero soñar despierta.

Y al llegar del colegio...

Perderme en la mediocre vida de otros, para poder ignorar la mía.

Todo es relevante, todo menos tu.

Del amor al odio solo hay un paso. Y así de ridículo y absurdo es todo.
Nada es suficiente.
Vamos a jugar a que tu me quieres, y que yo te esperaré.
Vamos a fingir que creo en todas tus mentiras.
Vamos a invertir papeles, esta vez tu serás el títere, y yo el titiritero.
Hagamos cuentas, y así veras que al final ya no te debo nada. Ni tu a mi.
Mentiras. ¿Puedo decir esa palabra o aún te ofende escucharla?
Hoy sé que no soy mejor que tu. Pero tu tampoco eres mejor que yo.
¿Estás jugando a juzgarme?
¿Nunca te habían dicho que si jugabas con fuego te podías quemar?
Si te hubieras tomado la molestia de conocerme, habríamos podido ahorrar todo esto. Que más que dolor y decepción, fue y es tiempo perdido.
Así que juzgame todo lo quieras.
Juzgame.
Y juro que encontraré más de una razón para juzgarte.