Del amor al odio solo hay un paso. Y así de ridículo y absurdo es todo.
Nada es suficiente.
Vamos a jugar a que tu me quieres, y que yo te esperaré.
Vamos a fingir que creo en todas tus mentiras.
Vamos a invertir papeles, esta vez tu serás el títere, y yo el titiritero.
Hagamos cuentas, y así veras que al final ya no te debo nada. Ni tu a mi.
Mentiras. ¿Puedo decir esa palabra o aún te ofende escucharla?
Hoy sé que no soy mejor que tu. Pero tu tampoco eres mejor que yo.
¿Estás jugando a juzgarme?
¿Nunca te habían dicho que si jugabas con fuego te podías quemar?
Si te hubieras tomado la molestia de conocerme, habríamos podido ahorrar todo esto. Que más que dolor y decepción, fue y es tiempo perdido.
Así que juzgame todo lo quieras.
Juzgame.
Y juro que encontraré más de una razón para juzgarte.
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